07/01/2016

Altamira de primera mano, por Francisco Martín, Consejero de Turismo del Gobierno de Cantabria

En general, quienes dedicamos nuestro tiempo a trabajar buscando la eficacia, solemos desatender el aspecto dela comunicación. Acaso por eso, nunca he dedicado el tiempo necesario a las redes sociales, por más que mis amigos me apuntaban ese déficit personal y político. Hoy rompo esta dinámica.

He estado viendo estos días, con cierto estupor, cómo se interpretaba de forma equivocada (por no decir mal intencionada) una idea sencilla de promoción turística puesta sobre la mesa sin más intención que aportar ideas que mejoren la economía de nuestra región, razón por la que formo parte de un Gobierno. Unas serán buenas y se llevarán a cabo y otras malas y se desecharán, pero creo que es obligación de todos aportarlas buscando el bien de nuestra región.

En este caso he estado viendo cómo casi nadie entraba al fondo del asunto, quedándose la mayor parte de los opinantes en la anécdota profiriendo, algunos, descalificaciones dolorosas, por el mero hecho y pecado de aportar ideas.

Y lo he estado viendo con paciencia, porque a pesar de no responder la interpretación general al espíritu original de la idea, el objetivo se estaba cumpliendo, se hablaba de Altamira. Ahora voy a intentar contarlo de nuevo y de primera mano, por si algún lector generoso desea dedicar su tiempo a leerlo.

Quien leyó en su totalidad el artículo original firmado por Teresa Cobo en el Diario Montañés hace unos días, tuvo la oportunidad de entender que el objetivo no es otro que promocionar Altamira. Para ello, puse sobre la mesa (solo eso, puse sobre la mesa) una serie de medidas posibles, que iban desde mejorar técnicamente el acceso a la cueva, hasta sortear algunas entradas en Fitur, pasando, sí, por subastar un par de entradas internacionalmente.

Es evidente que la neocueva es una instalación magnífica que aporta a los visitantes la información fundamental sobre el yacimiento, pero los seres humanos somos así, y visitar la original genera mucha expectación. Hoy en día, los técnicos recomiendan no superar el número de 5 visitantes semanales, lo que suponen 260 visitas al año.

Como idea, repito, sólo como idea, sugerí la posibilidad de tomar 2 de esas 260 entradas para hacer una subasta benéfica internacional. Como destino de los fondos recaudados (que me atreví a pronosticar que podrían ser cuantiosos, aunque no es ese el fin de la idea) podría habilitarse más proyectos de investigación para la cueva, aportarlo al fondo de emergencia social de Cantabria, o cualquier otro fin que el Patronato considerase oportuno.

El objetivo era captar de nuevo la atención internacional sobre las cuevas de Altamira, a través de una acción de marketing turístico&hellip .con dos entradas.

Como digo, sobre esta idea, que puede ser considerada buena o mala desde el punto de vista del marketing turístico, se ha vertido una capa de porquería que desde la mercantilización de la cultura, hasta el beneficio de los ricos, ha recorrido muchos foros analógicos y digitales.

Ya anticipé en el artículo de Teresa Cobo que este tipo de ideas son siempre controvertidas, porque Altamira genera mucha atención, pero reabrir el debate es necesario, e incluso me atreví a anticipar que siyo fuese Consejerode Cultura probablemente opinaría justo lo contrario. Lo dije, sí, ustedes lo pueden leer. Pero lo soy de Turismo y debo intentar que el número de visitantes en nuestra región sea mayor y más repartido a lo largo del año, y para eso me pagan ustedes. Y así fue, el Consejero de Cultura, como pronostiqué, opinó justo lo contrario, lo cual respeto, porque yo soy de respetar.

Pues si la idea es mala, soy culpable de eso, de reabrir el debate y de soportar críticas furibundas mientras en España se hablaba de nuevo de Altamira.

Mira por donde, el objetivo se ha cumplido, sin la necesidad de sortear nada, o acaso solo los dardos envenenados.

Y pronto volveremos a hablar de Altamira, porque se estrena en breve la película “El Maestro de Altamira”, protagonizada por Antonio Banderas y que cuenta la historia del descubrimiento de esta joya del arte rupestre, que estamos intentando que se preestrene en Cantabria.

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